jueves, 29 de julio de 2010

DE BAGUIO A PALAWAN PASANDO POR MANILA

Jueves 23 de Julio

Desayunamos temprano en el hotel y Emili aprovecha para pasear por Baguio (El vaguio de Serge se queda duchándose). De día y con sol parece otra ciudad, animada y bastante menos agobiante. El el parque hay gente haciendo footing, paseando o montando en barco por el barco. De vuelta al hotel Emili compra unos buenísimos lichies (30 pesos por medio kilo). La guagua sale a las 11 y cuarto por lo que nos vamos prontito en tricicle a la estación. La guagua llega pronto pero nos anuncian que no habrá comida con lo que nos devuelven 100 pesos por barba (1,6€). Eso significa que pararemos a comer y nos ponemos nerviosos ya que tenemos el tiempo muy ajustado en Manila (llegamos teóricamente a las 3 y cuarto, tenemos un trayecto de hora y media de taxi, y el avión sale a 17:50 h.). La guagua es muy cómoda, de las de dos asientos más uno, lo que hace bastante llevadero el trayecto. Al final la comida nos retrasa sólo de un cuarto de hora con lo que llegamos a las 3 y media.

Típico jeepney de Baguio

Tras pelear con varios taxistas manipulados por gorrillas, nos engancha un “Fitipaldi” que nos planta, acojonados por tanta velocidad y temeridad, en el aeropuerto en media hora (el taxímetro marca 210 pesos y acabamos dándole 300…se lo había ganado). Ya con tiempo de sobra facturamos y tomamos un café, y Emili una lasagna en el Café Illi del aeropuerto (precios de ídem…o sea carito). Miramos internet con una contraseña un poco vulgar (12345678). El vuelo es super puntual y llegamos a Puerto Princesa a eso de las 19:00 horas.

Ya desde la llegada respiramos un aire distinto…todo es más tropical, tanto el comportamiento de la gente como el clima. Llegamos en tricicle al hotel Casa Linda, que parece estupendo pero lleno. Ya es de noche sin hotel…aiaiai…

Emili se que queda en la recepción y Serge se pasa un buen rato buscando una habitación correcta y no demasiada cara. Al final nos quedamos en el Badjao por 1200 pesos (habitación amplia y cómoda con aire acondicionado, patio interior muy agradable), pero sólo podemos para una noche. Ya más tranquilos salimos a tomar algo al Kinabuch, un restaurante bar que parece lo más animado de la zona y que está justo al lado del hotel. Serge pide unos calamares y tomamos cervezas (El Kinabuch tiene buena comida y siempre está con gente).

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