martes, 20 de julio de 2010

Llegada a Manila

Llegamos muertos al aeropuerto de Manila después de un vuelo bastante pesado y aunque no es muy tarde ya es de noche. La vieja terminal que nos recibe está bastante desvencijada y hace un calor horrible. Después de los típicos controles de pasaportes, la recogida de mochilas y de equivocarnos en la fila para el taxi (hay dos tipos de taxi, los caros de prepago que cuestan unos 600 pesos, y otro, de taxímetro que cuestan según el trayecto), conseguimos que nos lleve al hotel (Malate Pensionne), un taxista supersimpático que nos informa del tifón del día anterior (media Manila sin luz). Le pagamos 250 pesos (unos 4 euros incluyendo la propina). La Malate Pensionne es un hotelito, todo de madera, con habitaciones pequeñas pero correctas, con baño y aire acondicionado. Virtudes: está muy bien situado para salir de copas. Defectos: con lo marchosa que es Manila, tenemos ruido toda la noche. A parte, el aire acondicionado está anticuado y hace muchísimo ruido. Todo esto por 1400 pesos por noche (24 euros).
Vista la marcha, salimos a tomar una cerveza (San Mig) en el simpático café de al lado. Cenamos en el Café Adriático, otro café del barrio, bonito y algo caro para los precios de Filipinas.
Jueves 15 de julio.





Está por escribir.

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